La industria textil es uno de los sectores que, por sus capacidades y responsabilidades con la sociedad, tiene que estar en constante evolución. No solo para ofrecer un mejor producto, sino por, a la vez, ofrecerlo de un modo sostenible y con responsabilidad social.
Las innovaciones en la industria textil se han producido al largo de los años. Y es que con más de 100 años es uno de los sectores que ha evolucionado exponencialmente y adaptándose a los nuevos tiempos.
El siglo XXI y la digitalización, el uso masivo de internet y las nuevas tecnologías también han llevado cambios y, en el futuro, continuarán habiendo. Pero hay un nuevo campo, la biotecnología, que ha ayudado a su amplio desarrollo en los últimos años.
La biotecnología es la aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos para usos específicos, es decir, se usa para tratamientos de materiales orgánicos e inorgánicos por sistemas biológicos para producir bienes y servicios. Ahora, su uso para la industria textil no es una teoría, sino también una realidad.
La biotecnología es uno de los campos que más está creciendo en los últimos años – especialmente en el sector de las ciencias de la salud – gracias a su uso para el desarrollo de distintas aplicaciones: en procesos médicos, algunos ejemplos son la obtención de organismos para producir antibióticos; en procesos industriales, con la obtención de microorganismos para generar un producto químico o en procesos agrícolas, que sería el caso la obtención de plantas transgénicas capaces de crecer en condiciones ambientales desfavorables o plantas resistentes a plagas y enfermedades.
Pero, ahora, sus usos también se aplican en la industria textil. Los procesos biotecnológicos en el sector textil permiten en la creación de nuevos materiales, como plásticos biodegradables, así como para la producción de biocombustibles.
La principal misión de la biotecnología es crear productos fácilmente degradables, que consuman menos energía y generen menos desechos durante su producción. La biotecnología blanca, campo biotecnológico en el que se clasifica el sector textil, tiende a consumir menos recursos que los procesos tradicionales utilizados para producir bienes industriales.
Actualmente, hay empresas que incluso usan la biotecnología en la ropa, como, por ejemplo, a través de la fabricación de polos con chips que ofrecen al usuario recomendaciones sobre los complementos que encajan más con la prenda en cuestión en función al clima del momento, o con el color del resto de la vestimenta.
Así pues, el uso de organismos, orgánicos e inorgánicos, para ayudar a generar energía y nuevas tecnologías de una forma sostenible, es uno de los nuevos retos del siglo XXI. La naturaleza nos ayuda a aprender.
El futuro es sostenible y la biotecnología tiende a perseguir este camino, de este modo, la industria textil no se puede quedar a un lado.